Para los maradonianos, esa religión pagana que se extiende por todo el planeta, Villa Fiorito es la Tierra Prometida. Y la canchita en la que Diego Armando Maradona dio sus primeros fue rebautizado “el potrero de Dios. Hasta allí se acercó Manu Chao, que en Casa Babylon (1994) publicó “Santa Maradona”,
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