La fórmula es perfecta: un cruce de generaciones con el objetivo puesto en la pista de baile que funciona como un subidón emocional en tiempos de resistencia. A 25 años de Ronroco, el álbum basado en ese instrumento andino -suerte de charango XL-, Gustavo Santaolalla utiliza esa sonoridad (característica en buena parte de su obra desde entonces) que le da aires nostalgicos a los primeros compases de “Melancolía”,
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